Close-up of olive oil being poured into a glass bowl surrounded by fresh olives and kitchen tools.

guardianes de la calidad

La importancia de las IGP, DOP y ETG en España: Un sello de calidad y tradición.

En España, la protección y certificación de los productos agroalimentarios es fundamental para garantizar su autenticidad y calidad. Para ello, existen tres distintivos europeos clave: la Denominación de Origen Protegida (DOP), la Indicación Geográfica Protegida (IGP) y la Especialidad Tradicional Garantizada (ETG). Estos sellos no solo preservan la tradición y el prestigio de los productos, sino que también benefician la economía local, fomentan la sostenibilidad y aseguran que las prácticas agrícolas y ganaderas sean responsables con el medio ambiente.

La DOP certifica que un producto proviene de una región específica y que su calidad y características se deben exclusivamente al medio geográfico, incluyendo factores naturales y humanos. España cuenta con más de 100 productos con DOP, destacando el Queso Manchego, el Jamón de Jabugo y el Vino de Rioja. En el sector vitivinícola, las DOP han sido clave para posicionar los vinos españoles en el mercado internacional, con exportaciones que en 2023 superaron los 2.900 millones de euros. La regulación en estos productos también fomenta el uso de métodos de producción sostenibles, como la reducción de pesticidas y la gestión eficiente del agua en viñedos y olivares.

Por otro lado, la IGP certifica productos cuya producción, transformación o elaboración se lleva a cabo en una región concreta, aunque no necesariamente todas las fases deben realizarse allí. Ejemplos de productos con IGP en España incluyen la Ternera Gallega, la Cecina de León y la Naranja de Valencia. Según datos del Ministerio de Agricultura, España cuenta con más de 80 productos con IGP, que generan miles de empleos y contribuyen al desarrollo rural. Esta certificación impulsa a los productores a adoptar técnicas agrícolas menos invasivas, promoviendo la biodiversidad y la reducción de la huella de carbono en sus procesos.

El sello ETG no está vinculado a una región específica, sino a métodos tradicionales de producción y recetas reconocidas. Su objetivo es proteger procesos de elaboración transmitidos a lo largo del tiempo. En España, el Jamón Serrano es uno de los principales productos con certificación ETG, asegurando que su curación siga prácticas ancestrales. Gracias a esta regulación, se han adoptado medidas para garantizar que la crianza y alimentación del ganado se realicen en condiciones óptimas, respetando el bienestar animal y reduciendo el impacto ambiental.

Los productos con DOP e IGP representan más del 10% del valor de la producción agroalimentaria española, generando un impacto económico superior a los 7.000 millones de euros anuales. Estos distintivos también fomentan el turismo gastronómico, atrayendo a millones de visitantes interesados en conocer la producción local. Además, garantizan una producción sostenible y respetuosa con el medio ambiente, promoviendo el uso de prácticas agrícolas responsables y contribuyendo a la conservación del paisaje y la biodiversidad. Por ejemplo, muchas explotaciones de aceite de oliva con DOP han implementado programas de reforestación y conservación del suelo para mitigar la erosión y mejorar la calidad del ecosistema.

Desde una perspectiva social, estos sellos también tienen un impacto positivo en las comunidades rurales, evitando el despoblamiento y garantizando condiciones laborales dignas. Al fomentar la producción local y el comercio justo, las certificaciones contribuyen al mantenimiento de un tejido económico sólido y sostenible en muchas regiones de España. A su vez, los consumidores tienen la garantía de que están adquiriendo productos auténticos, elaborados bajo estrictos controles de calidad y con métodos que respetan el entorno.

Las certificaciones DOP, IGP y ETG no solo aseguran la autenticidad y calidad de los productos españoles, sino que también desempeñan un papel clave en la economía, la sostenibilidad y la promoción del patrimonio gastronómico del país. En un mercado globalizado, estos sellos ofrecen una ventaja competitiva, permitiendo que los productos españoles sean reconocidos y apreciados en todo el mundo. La combinación de tradición e innovación en las prácticas de producción hace que estos productos sean un referente en términos de calidad y sostenibilidad, asegurando que las generaciones futuras puedan seguir disfrutando de los sabores únicos y la riqueza gastronómica de España.

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