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Ángel Peralta Astolfi

Su abuelo, Ángel Peralta, fue el Centauro de las Marismas. Su tío, Luis Astolfi, cuatro veces olímpico en equitación. No es extraño, por tanto, que nuestro protagonista de hoy se dedique al mundo del caballo, tenga pasión por él y consagre su vida a este noble animal.

Su compromiso con el legado familiar y con la tradición ecuestre andaluza, lo han convertido en jinete de salto, artista del caballo y creador de espectáculos ecuestres, asesor caballar, gestor de yeguada… en definitiva, un “centauro” del s. XXI.

Hoy, Ángel Peralta Astolfi compagina su carrera de jinete con la dirección y ejecución de espectáculos ecuestres. Veamos que nos cuenta de su ocupada vida este “artesano” del caballo:

Hola Ángel. ¿Recuerdas el momento en que decidiste dedicarte a montar a caballo?

En 2008 ya había concluido mi formación universitaria y una estancia de un año en Vancouver (Canadá). Desde allí ya me había salido un trabajo de cariz inmobiliario en Sotogrande (Cádiz) y esta etapa en el Campo de Gibraltar la guardo con muchísimo cariño, pero llegó un momento en el que me plantee si realmente era feliz al 100%. Lo que me faltaba era practicar lo que más me gustaba, la hípica. Esa reflexión dio un giro a mi vida y empecé a buscar mi norte desde los caballos.

Ángel Peralta Astolfi

Una finca cordobesa que linda con Medina Azahara… ¿Cómo es?

La Finca Almuzara ha sido todo en mis comienzos y allí estuve siete años. Esta finca, situada en las faldas de Sierra Morena, fue antigua villa romana y almunia andalusí, también es testigo de la crianza del caballo Pura Raza Español desde su origen en el s. XVI. Podemos ver las dehesas amuralladas por Felipe II, y en el horizonte la ciudad palatina de Medina Azahara.

Recordaré siempre el momento de la estampida de yeguas y potros, galopando desde Córdoba la Vieja hasta la Finca Almuzara atravesando esos campos.

Allí pude desarrollar un proyecto de una “Yeguada Abierta al Turismo”. El secreto de nuestro éxito fue que jamás lo enfocamos como un producto turístico… allí se fabricaba una experiencia auténtica que fue el germen de lo que hoy llevo a cabo en España y Portugal.

Sabiendo el concepto de “artesanía” que tiene glù, ¿Dónde podemos aplicarlo en tu oficio?

Nuestro concepto de atención a cada experiencia que trabajamos está a la medida del perfil de cada visitante. Estudiamos al milímetro toda la información que nos llega y en base a ello buscamos poder sorprenderlos a través de las fincas de familiares y amigos que nos abren sus puertas. Estamos consiguiendo crear algo único, a través de nosotros, nuestros caballos y nuestro equipo de artistas invitados.

Contamos con un amplio abanico de opciones singulares y lugares mágicos, esa es nuestra baza para siempre tener recursos y llegar a crear el mejor recuerdo que podamos ofrecer para nuestros invitados.

¿Cuál es tu lugar favorito de Andalucía?

Soy muy disfrutón y la verdad que a cada lugar le busco el encanto que tiene, me gusta mucho como se pone el campo en invierno, ya que es una maravilla poder cabalgar en un mar de flores. Córdoba y Sevilla son mis lugares favoritos y donde he pasado la mayor parte de mi vida. También en otoño me apasiona poder ir a la playa y galopar por la orilla.

Y, ¿tu parcela preferida del mundo de los caballos?

La cría me parece una maravilla al igual que los espectáculos, o incluso el entrenamiento diario me motiva porque siempre va enfocado a un objetivo. Me gusta tener un día a día variado y no caer en rutina. Ahora también estoy muy ilusionado con la competición a través de nuestro caballo “Brinca”.

No te acomodaste en el legado familiar y seguiste tu propio camino. ¿Tienes algún sueño por cumplir?

Poder criar con esos caballos que me lo han dado todo, y que su descendencia forme parte de mi cuadra en un futuro.

¿Con qué jinete histórico te gustaría tener una charla amigable?

Con Diego López de Haro, Caballerizo Mayor de la corte de Felipe II. El monarca le confió a finales del s. XVI crear un caballo para la realeza y fue el impulsor de nuestro actual Pura Raza Español.

Me encantaría retroceder en el tiempo y poder vivir como fue el inicio de nuestro caballo, así como la cría para conseguirlo fijando los cánones de belleza, talla, pelo, el barroquismo de su estampa y esa nobleza que lo hace único en el mundo.

¿Cuál es tu mayor afición fuera del trabajo?

Me encanta viajar, la historia de cada lugar y la gastronomía.

¿A qué tarea dedicas actualmente más tiempo?

Realmente a lo que dedico más tiempo es a la excelencia. Uno de los mejores consejos que me dio mi abuelo Ángel es “Nunca hay que pensar que las cosas están bien, sino que pueden estar mejor”. También que la meta hay que ponerla dónde el horizonte, para que avance a la vez que nosotros y crezcamos. Hablo en plural porque desde hace tres años, se incorporó al proyecto mi mujer Nerea Berraondo, cantante de ópera. Ella vivió diez años en Estados Unidos, es propietaria de varios de los caballos del espectáculo y es pieza fundamental en las experiencias porque es la anfitriona para que los visitantes se sientan como en casa.

¿Existe la sostenibilidad/ecología en las fincas, cuadras y establos en los que desarrollas tu labor?

Por supuesto, la crianza de nuestros caballos a campo abierto es ecológica, así como el aprovechamiento de las camas de los establos que sirven de estiércol y tiene multitud de usos.

¿De qué caballo guardas un recuerdo inolvidable y por qué?

Mi yegua Época fue mi primer gran caballo. Con ella me inicié en el mundo de la hípica y competimos en dos campeonatos de España con muy buenos resultados.

“Época de la inocencia,
de disfrute y alegría,
época de plata y oro,
de saltos que da la vida,
época de grandes retos,
de pasiones encendida,
época de amores nuevos,
Época” la yegua mía.”

¿Cómo ideaste el espectáculo “Don Juan a Caballo”?

Antes de inspirarme en la obra, ya me gustaba recitar versos a lomos de “Limbo”, mientras estábamos actuando iba surgiendo una historia contada en poesía. En 2018, una tarde que cuidaba de mi abuelo Ángel, estaba allí mi tío Daniel Pineda que es un gran escritor y le comenté la idea. Fue un trabajo de tres, a mi abuelo ya apenas le quedaban días y esta obra tiene un toque aún más especial porque me lleva a mis últimos recuerdos que tengo con él.

Nuestro anterior protagonista, Cinegetics, dejó esta pregunta abierta: Dicen que los dos días más importantes de la vida de una persona son el día que nace y el que descubre para qué. ¿Ha llegado para ti ese día?

Creo que la vida se va forjando con los hechos. Uno va escribiendo la propia novela de su vida. «El libro de la escritura vital», de Manuel Pimentel, es muy interesante en este sentido. Al final llega el día en el que todos le encontramos un sentido al puzle que estamos fabricando. 

En el transcendental momento que te conviertes en padre descubres que es la mejor forma de encontrarle un sentido al legado creado y luchas porque nunca se apague esa tradición que viene de padres a hijos.

¿Nos dejas una pregunta para el siguiente invitado?

Claro, ¿Qué es lo que más te hace disfrutar en tu día a día?

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